domingo, 22 de noviembre de 2009

Autumn


Caminaba...

Sin un rumbo fijo entre sendas de un bosque caducifolio.

Podía escuchar y sentir el crujido de las hojas secas bajo sus pasos...

El cielo gris proporionaba el elemento perfecto para una vista propia de otoño.

Suspiró largamente y una timida sonrisa se dibujó en su rostro.

Continuó su ritmo.

De repente todo se iluminó...

Seguido de ésto: un trueno.

Comenzó a llover.

Alzó a la cabeza y miró al cielo mientras su mano seguía sujetada por la de su acompañante...

Cerró los ojos un instante.

Su largo pelo castaño comenzó a perlarse con pequeñas gotas. Se puso la capucha.

Caminaron juntos, sin soltarse, hasta refugiarse en un pequeño refugio en la roca.

Pasados unos minutos, paró de llover.

Salieron del refugio, a sus pies se extendía un hermoso valle policromado con tonos marrones, anaranjados, ocres y amarillos.

Por encima de todo ello: el arcoiris.

Inspiró profundamente. El olor a tierra mojada penetró por sus fosas nasales, proporcionándole una apacible sensación de bienestar.

-Cómo puede existir algo tan bonito?- preguntó a su acompañante, mientras, observaba abstraída todo lo que su vista abarcaba.

-No lo sé...-embobado- Tendré que preguntarle a tu madre...

Giró la cabeza para mirar a su acompañante, éste la miraba a Ella.

Y entonces supo que aquella mañana, el arcoiris no sólo había salido en el cielo.


martes, 17 de noviembre de 2009

FIC: “...Y apareciste tú...”

Capitulo VIII.

Estaba tumbada en el sofá viendo la tele tomándose una infusión, las náuseas no le habían dejado mucho tiempo tranquila. Hacía ya dos horas que había venido acompañada de Iván y éste se había ido enseguida.
Oyó la puerta de la casa. Sergio había llegado. Alex se levantó para ir a saludarle, pero él se acercó rápido a ella y antes de abrir la boca le dio un manotazo en la cara. Alex se llevó una mano a la mejilla y se quedó atónita. Notó un fuerte olor a alcohol en su aliento.

Sergio:¿¡Qué hacías esta tarde con un hombre en un bar!? Eh!! ¿¡Quién es él!? ¿Quién te crees que eres?
Alex, aterrada: ¡Pero qué dices! Sergio, ¡has bebido! – Sergio la agarró por los brazos ya la zarandeó- ¡suéltame! -Las lágrimas se agolpaban en sus ojos y empezaban a caer por sus mejillas.
Sergio: ¡Muy bonito!, yo me voy de viaje... ¡me mato a trabajar! ¿¡Y mi novia se va a zorrear con otro!? –le dio un empujón y Alex dio con su espalda en la pared, y soltó un alarido y cayó de rodillas en el suelo.
Alex: Sergio... ¡Sergio! Déjame, es un amigo, no...¡no he salido con nadie! Solo nos...
Sergio: ¡Cállate! ¡Y has montado con él en un taxi!
Sergio respiraba fuerte, la agarró por los hombros y la levantó bruscamente-¡Mientes! ¡Joder!- Levantó la mano para empezar otra nueva serie de golpes, pero Alex fue más rápida y le dio una patada en la entrepierna por lo que este cayó al suelo doblándose de dolor. Ella salió corriendo hacia la puerta, cogió el bolso que estaba en el aparador de la entrada y cerró.

Tuvo suerte, un taxi estaba parado a diez metros de la puerta de la calle, se montó en él, le dio la dirección al taxista y se fue.



Iván leía un libro en el salón de su apartamento. Sonó el timbre.
Iván se miró el reloj: “las once de la noche... ¿quién molesta ahora?, será el vecino que quiere que vaya a la reunión del jueves...pesado”.
Va hacia la puerta con un ritmo lento. Gira la manivela para abrir: “efectivamente, el pesado de turno...”-pensó.

Iván: Buenas noches Juan, ¿Pasa algo?
Juan: Hola señor Jiménez, emm... si... que... bueno que he venido para...
Iván: arranque ya, hombreee...
Juan: uy, si, perdón. Que el jueves tenemos la reunión para elegir presidente de la comunidad, que vendrá usted, ¿no?
Iván: Si, claro, como me iba a perder mi primera reunión aquí...-intentando parecer interesado.

Juan: ah, vale –sonriendo- pues eso era. Buenas noches. Ya nos vemos.
Iván: Hasta mañana Juan.

Cerró la puerta y se dio la vuelta otra vez para el salón. Pero antes de llegar volvió a sonar el timbre. Abrió la puerta de nuevo.

Juan: perdón, creo que no se lo he dicho... que bueno que yo voy a presentar mi candidatura para presidente, por si no lo sabía.
Iván: Ah! -fingiendo sorpresa- ¡Pues mira que bien hombre! “no...si ahora querrá que le vote a él también...”-pensando- Vale Juan, pues ya lo tengo en cuenta. ¡Suerte!
Juan: Muchas gracias, bueno, pues ya no le molesto más... ya... ¡ya me voy! Nos vemos el jueves señor Jiménez.
Iván: Buenas noches Juan, y por favor, tutéeme. –sonriéndole.
Juan: Vale, si, claro...bu... buenas noches señor Iván.

Cerró la puerta de nuevo, suspiró y se rió el sólo. Dio media vuelta para volver al salón pero antes de dar el primer paso el timbre volvió a sonar.

Iván alzó la cabeza mirando al techo - “esto no me está pasando a mí...”- pensó.

Abrió de un tirón fuerte.

Iván: Juan coño, ¡que no son horas!- paró en seco- ¡Alex! ¿Qué te ha pasado?

Alex tenía la cara bañada en lágrimas. No llevaba abrigo y estaba un poco despeinada. En un lado de su cara se dejaba ver un pequeño hematoma que comenzaba a ponerse morado.
Iván se acercó a ella y la hizo pasar.

Alex: Sergio...-pero no pudo continuar, el llanto le ahogaba.
Iván: shhh... tranquila...-la abrazó- ven, siéntate en el sofá- ¿Qué ha hecho? –Iván estaba preocupado.
Alex: Él...él me...me ha pegado- sollozando.
Iván: ¿cómo? ¿Pero...por qué?- le agarró la mano y la acarició.

Alex le contó todo lo que le había dicho y como había llegado a su casa.

Iván: ¿así que fue porque nos vio?
Alex: sí...
Iván: Lo... lo siento. ¿Había pasado esto alguna vez?
Alex: No...nunca me había puesto la mano encima. Llevábamos un tiempo más distanciados, de hecho yo quería tomarme un tiempo, pero no se lo había dicho aún, y ahora... buuf...
Iván: tranquila, ahora aquí estas a salvo, te preparo una tila, ¿si?-sonriéndole.
Alex: vale, gracias... siento las molestias... yo... no sabía donde ir... y pensé...
Iván: ts, ts, ts... no digas eso, no es molestia. Esta noche te dejo mi cama y yo me preparo el sofá y duermo en él.
Alex: no... eso si que no... me voy a dormir a un hostal... que tu mañana trabajas y no...
Iván: que sí, a estas horas ya no pasan por aquí ni los taxis. Que te acuestas en la cama, descansas y ya mañana cuando te despiertes pues ya desayunas tranquila y te vas. ¿Trabajas mañana?
Alex: bueno...pero déjame al menos que duerma aquí, en el sofá. No, he llamado y mañana me tomo el día libre, no estoy en condiciones de ir a trabajar...
Iván: ¿has llamado a tus padres?
Alex: no, es tarde, mañana iré a ver a mi madre y hablaré con ella...buf... aún no se como se lo voy a decir... ellos no saben nada, creen que aún estábamos bien. -bufó y se pasó la mano por la cabeza agobiada.

Iván: Voy a por la tila.

Después de que Alex se hubiera tomado la tila, Iván le insistió para que se acostara en la cama. De poco le sirvió empezar a acostarse en el sofá, él la levantó y le hizo irse a la cama.

Alex se quedó dormida en seguida a pesar de que sentía un pequeño pinchazo en el vientre –“los nervios...”- pensó.

A la mañana siguiente.

De repente se oyó un sonido sordo.
Iván: ¡auuuu...! joooder... ¿pero que...?- extrañado desde los pies del sofá. Al principio no recordaba porqué había estado durmiendo en el sofá, pero en seguida le vino a la cabeza la noche anterior y comprendió todo.
Se levantó del suelo y se dirigió a la habitación en busca de sus cosas y ropa para ducharse. Y la vio... allí estaba ella, dormida plácidamente. El cabello estaba esparcido por la almohada en suaves ondas marrones y doradas que brillaban por la luz que empezaba a incidir en ellas desde la ventana. Se sorprendió mirándola embobado. Optó por darse una ducha fría.

Notó como la luz que entraban por la ventana de la habitación le daba en los ojos. Recordó todo lo que la noche anterior le había pasado y le costó creérselo. Abrió los ojos poco a poco intentando acostumbrarse. Había dormido toda la noche de un tirón, sin embargo al incorporarse se mareó y se volvió a recostar con los ojos cerrados.

Iván salió del baño con la toalla rodeando su cintura, volvió a mirar a Alex que aún estaba con los ojos cerrados pero en otra posición. Se acercó a ella a ver si aun estaba dormida, pero tropezó con unas zapatillas que estaban por el suelo provocando que casi cayese encima de Alex.
Alex que se asustó por el ruido abrió los ojos de golpe y se incorporó de un susto: ¡¡Aaaarrrghhh...!!
Iván, sorprendido, dio un paso hacia atrás, volviendo a tropezar con la zapatilla, por lo que casi consigue que la toalla que llevaba se le cayese.
Alex: ¡¡Aaaarrggh...!! –tapándose los ojos con la sábana.
Iván: ¡¡joder joder jodeer...!!- sosteniéndola como podía.


Iván cogió rápido la ropa limpia y salió al salón a vestirse.
Iván, gritando desde el salón: ¡perdón! No sabía que estabas despierta.
Alex desde la habitación: No pasa nada... ¡oye! ¡Que yo... ya me voy!
Iván: ¿no desayunas?
Alex: no gracias, voy a casa de mis padres, y desayuno con mi madre y hablo con ella.

Alex fue al baño, y allí se dio cuenta que había manchado con sangre. “¿¿ya...?? Uff...prima...no esperas ehh...” De repente se paró en seco. De hecho, llevaba un retraso de dos semanas, pero con todas las cosas que llevaba en la cabeza apenas había reparado en ello. Se miró en el espejo.

Alex: cabrón...-susurró.
Se llevó una mano al pómulo que tenía un ligero color morado.Resopló y comenzó a peinarse, cogió una de sus horquillas, pero al ir a ponérsela se le cayó al suelo. "uf... dedos de mantequilla" Se agachó a cogerla, y al incorporarse, notó como todo a su alrededor daba vueltas y se volvía más oscuro.

Iván oyó un fuerte golpe en el baño. Fue a ver que pasaba, tocó la puerta.

Iván: Alex, ¿estás bien? –no hay respuesta- ¿Alex...?

Abrió la puerta y la vio en el suelo tirada.

Iván: ¡¡Alex!! –se lanzó hacia ella.






martes, 10 de noviembre de 2009

Espacio en blanco

Y supongo que algunos se preguntan...¿qué hace esta chiqueta que no actualiza el blog? Pues bien, me explico... lossantíiisimosexámenesnomedejanrespirartranquila... ale, ya lo he dicho... para que luego digan que la vida del estudiante es la mejor... de eso nada..eh!


Por éstas (los exámenes) y otras causas, hoy es uno de esos días en los que me gustaría dejar la mente en blanco y no pensar en nada para aislarme del mundo por unas horas. Bueno, al menos intentarlo, porque... ¿¿acaso se puede dejar de pensar??... yo creo que no.

Porque desde el primer momento en que cierras los ojos y piensas "venga, no pienses...", pasando por las etapas en que los recuerdos e imágenes se pelean por entrar en ese espacio que intentas dejar vacío, y por el ínfimo momento de "piensa en blanco...", ¡pues no!, porque entonces, no paras de repetir mentalmente "blancoblancoblanco..." (y entonces, ¿por qué no pensar en negro? así, si consiguieses dejar la mente en negro, se estará mas "agustito", con el ambiente más oscuro, casi que te puedes echar un sueñecito a mitad de tu Nirvana...) bueno, continuamos el proceso, (nos habíamos quedado por que estabamos intentando dejar la mente en blanco) entonces seguimos pensando, y así sucesivamente...Y de poco me vale una campanilla que tintinee intensamente como las del Dalai Lama, no... ahí creo q entonces pensaría... "oh dios!!...parad eso ya" (porque no me digas... que una campanilla... con su agudo y penetrante "clinnnnnnn" no se te mete en la sien...) Me resultaría muy difícil, por no decir imposible, alcanzar ese estado Zen, además, para eso, según predican, tienes que alejarte de los deseos... ya sean abstractos o materiales, entre estos últimos también están los deseos carnales, y no creo que pueda alejarme de ellos...

No sé, creo que soy muy joven, y se supone que mis hormonas están en plena ebullición (al menos eso dicen los adultos de nosotros, los adolescentes). Seguiré viviendo dentro de este mundo desenfrenado, de mis sábados y domingos de cañas, charlas y bailes, y de mis lunes, martes, miércoles, jueves y viernes con sus madrugones y exámenes (los santísimos, ya citados anteriormente).
Así pues, dejaré mi experiencia de alcanzar el Nirvana para cuando haya alcanzado mi madurez, en mi etapa de viajes por el mundo, al menos, así lo deseo.



Pequeños instantes de divagación mental...