viernes, 11 de diciembre de 2009

Oh.




Mira por la ventana de una cafetería en pleno centro de la ciudad.

Afuera nieva.

Son malas fechas para ella, sus padres murieron hace tres meses a causa de un accidente y, al no tener hermanos, se quedó sola.

Y por cada copo que cae del cielo, una lágrima se desliza por la porcelana de su rostro.

La gente ,en parejas, en grupos o solos, camina presurosa con decenas de bolsas en sus manos. Miran ilusionados los luminosos escaparates decorados profusamente con colores propios de esas fechas. Los más pequeños pegan sus manos al cristal y sus miradas se dirigen a su muñeca favorita o al juguete del que hablan sus amigos. Desvían un momento su mirada para dirigirla a sus padres, ese será el regalo que pedirán en Navidad.

Una pareja de ancianos están sentados en un portal rodeados de unos cuantos cartones. El hombre cubre a su esposa con una manta vieja que no llega a cubrirlos a los dos. En un momento, ambos se miran a los ojos y se abrazan. La nieve se amontona alrededor para protegerlos del viento que a veces azota sus curtidos rostros.


Ante esta visión frunce el ceño. Nota como se le forma un nudo en la garganta y se le empaña la vista.

El camarero le trae su café.

-Gracias -traga saliva- Por favor, ¿me puede traer un par de bocadillos grandes y algo de bollería?

-Claro.. ¿Dos bocadillos?


-Sí.

Comienza a dar vueltas a su café en la taza. En la televisión del bar la previsión del tiempo anuncia que la situación se va a mantener: frío y nieve. Tras esto, vuelve a mirar por la ventana y de nuevo observa a la pareja: Se miran el uno al otro, trasmitiendo por esas miradas mucho más de lo que había visto a hacer a mucha gente. Ahora el hombre deposita un suave beso en la frente de su mujer, y ésta se acurruca bajo sus brazos cerrando los ojos. Cuando los vuelve a abrir, mira en dirección al bar. La ve mirándola y baja la cabeza hacia el café. Deja de darle vueltas, ya se ha enfriado.


El camarero le trae los bocadillos. Ella se bebe de un trago lo que queda en la taza, paga y sale del bar. Se dirige hacia la pareja y cuando llega a su altura el hombre la mira y alterna la mirada de lo que lleva en la mano hacia su cara. Ella se agacha y entrega una bolsa al anciano, éste la mira dubitativo, pero al final la coge y la abre y, entonces, mira agradecido a la muchacha. Va a decir algo, pero su barbilla comienza a temblar. Es su esposa, con la voz quebrada, la que con un "que Dios se lo pague", le agradece todo a la muchacha.


Ésta se levanta y comienza a andar por la acera alejándose del portal. Mientras un pensamiento se ha instalado en su mente...

"acaso existe Dios? No lo creo, porque ¿permitiría un dios, el famoso Dios misericordioso y bondadoso, cosas como ésta? ¿Permitiría Dios el hambre y la miseria en el mundo o que los más inocentes murieran en unas guerras que no van con ellos? Y no sé si serás dios, diosa, o un puñado de dioses...no lo sé... Pero hace tiempo que no creo que existas...y si existes... Te odio."

Al llegar a la esquina de esa misma calle se detiene, y alza su rostro hacia el cielo, suspira, y se gira de nuevo dirección al portal.

-Vengan conmigo, ¡no van a pasar la Navidad durmiendo en plena calle y comiendo unos bocadillos!

1 comentario:

  1. Que bonito...hacía tiempo que esperaba este estilo tuyo de actualizar :P

    Pues si, se acercan las Navidades...pero este año no van a ser de las mas felices...en la mesa habrá una silla vacía, nadie cenará "pierna de cabrito", nadie nos cantará villancicos graciosos...Habrá una vela apagada después de 17 años con ÉL... :'(

    Gracias cuando estuviste conmigo en aquellos duros momentos y lo sigues estando cada vez que se me ponen los ojos rojos...^^
    Gracias y Feliz Navidad =), "Te quiero tanto" PDLBDF!!

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