martes, 5 de abril de 2011

choirs

Se zarandeaba por culpa de los baches por los que pasaba aquel Jeep a través de unas increíbles tierras del sur de África. Ya desde que salió del aeropuerto, en su cara se había instalado una sonrisa que mantenía perenne. De vez en cuando, cuando la carretera era tan solo un camino de polvo, el vaivén hacía que se diera golpecitos contra el cristal de la ventanilla, y cuando alguno le hacía daño se rascaba la cabeza. Sentada en el asiento de atrás, oteaba el horizonte, vislumbrando de vez en cuando altos árboles que se erigían por encima de un ondeante mar de color cobrizo.


 El coche paró en una aldea en el camino para repostar y tomar algunas provisiones. Ella se bajó del coche y se dirigió a un árbol cercano, sentándose en el suelo y apoyando la espalda en su tronco. Cerró los ojos, echando la cabeza hacia atrás, intentando despejarse y tomar un poco el aire.
Pero pese a su intento por descansar, no pudo mantenerse quieta. Tenía la culpa un coro de voces que llegó a sus oídos y que le hizo abrir, no sin esfuerzo, primero un ojo y luego el otro.



Tuvo que levantarse porque aquello quería verlo bien. Y le encantó lo que veía: la gracia estaba en sus manos, pequeñas y frágiles, que aplaudían al mismo compás, a la vez que seguían un balanceo, todos al mismo tiempo, colocados en línea, cantando en un idioma que compartía semejanzas con el suyo. Le enternecía, de una manera sobrenatural, ver sus pies descalzos dar pequeños saltos levantando el polvo.
Los débiles rayos del sol del crepúsculo proyectaban sombras detrás de ellos, unas sombras llenas de movimiento que contrastaban con las níveas sonrisas de aquellos niños de piel oscura. Adoraba sus ropajes llenos de colores y preciosas formas geométricas; los collares que llenaban aquel ígneo oasis de colorido, y sus pinturas en la piel, que marcaba los contornos de sus rostros. Y allí se quedó, apoyada en un árbol, con la respiración contenida y perdida en ese instante etéreo en el espacio, pero eterno en su memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario