viernes, 9 de octubre de 2009

FIC: “...Y apareciste tú...”

Capítulo VI.

El madrugón fue duro para los tres hombres que tuvieron que pintar. Los restos de la noche anterior aún estaban en sus cuerpos.
-Uff.. menudo dolor de cabeza...la fiesta y los bailes de anoche pasan factura... Porque eres nuevo y me has caído bien... si no, ¡por mi madre que no vengo esta mañana...! – Pedro se quejaba.
Alberto viendo el percal animó al personal: ¡Venga va! ¡Si esto nos lo vemos hecho en na’ de tiempo!...eso sí...Iván... luego te invitas a unas cañitas y unas tapas para reponer fuerzas... ¿no?- subiendo y bajando repetidamente las cejas.
- Claro, claro... ¡por supuesto!.. eso sí... me tendréis que aconsejar un sitio bueno de tapas... porque no conozco ninguno.
Pedro oyó comer y pareció que se le quitase el dolor de golpe: ¡Eso está hecho! Os voy a llevar a un sitio que os vais a chupar los dedos... ¡ya veréis!.. Luego podréis llevar allí a las chatis...
Alberto vió una oportunidad de reirse: Venga va, moja ya la brocha, semental... jajajaja...

Pasaron el resto de la mañana y de la tarde pintando el apartamento y gastando bromas. Al finalizar la jornada los tres llevaban manchurrones de pintura por todas partes señal de que no se habían aburrido o de que tal vez no tenían vocación de pintor.
Por la noche, Pedro les llevó a un restaurante que servían tapas y carne a la parrilla. Pasaron la velada entre historias policíacas, risas y más risas.

Al día siguiente, lunes, tocó ir a comisaría.

Iván llegó temprano, era su primer día oficial y quería empezar con buen pie. Subió a la sala de reuniones para que le informaran de su nuevo caso. Allí se encontró con Aitana, que le saludó seriamente y se dirigió a Carlos, que entraba en la sala. Iván optó por sentarse mientras esperaba a los demás compañeros. Se quedó pensativo, le habían pasado muchas cosas en tan solo dos días. Llegó a Barcelona para olvidarse de Victoria, y en unas horas había hecho ya buenas amistades, se había encontrado por casualidad –o tal vez por cuestiones de destino- con Alejandra. Ahora ella era toda una mujer –y que mujer... –Iván se sorprendió a si mismo pensando esas cosas –"Pero que coñ..., Tiene novio, o al menos eso me dijo cuando estuvimos en el pub... ¡Ay!... pero que graciosa estaba ella... ahí... bailando sevillanas..."-
–¡¡Suban yaaa cojoooneees!! ¡Mequetrefeees! Uff... - Los gritos del comisario desde la sala de reuniones hacia los que estaban abajo en la sala común despertaron de su ensismamiento a Iván. Acto seguido vio aparecer a unos apresurados Alberto, Pedro y Paula. Seguidos de dos compañeros más que conoció en el pub. Un hombre de mediana edad, moreno, se llamaba Juan, era simpático y tenía buena relación con Alberto y Pedro, tenía un hijo que también trabajaba en la comisaría, se llamaba Borja, era la viva imagen de su padre, de rostro amigable y no menos atractivo, de pelo moreno y ojos azul oscuro. Por lo que le contó David, éste y Borja casi siempre iban juntos. Tenían la misma edad, veintiséis, y fueron compañeros en la academia, así que en las misiones se cuidaban mutuamente.

Cuando el resto de agentes entró a la sala y se sentó, D. Antonio, el comisario, comenzó a hablar.

-Bien, buenos días a todos. Nos ha llegado de la central un caso de corrupción. Al parecer, existen indicios de que varios dignatarios públicos tienen en sus cuentas bancarias sospechosos movimientos de grandes cantidades de dinero. La empresa española Renoco también aparece entre estos sospechosos. Esta entidad tiene como objeto la creación, el diseño, y el control de campañas publicitarias y agencia de publicidad; la realización de proyectos de organización y planes de negocios, entre ellos, la construcción. Estos dignatarios públicos, los cuales parece ser que pertenecen a partidos ultra conservadores, podrían ser sospechosos de delitos de cohecho, tráfico de influencias, blanqueo de capitales, y especulación urbanística.
-Malditos políticos.-dijo Alberto a David.
-Agente García, -Dirigiéndose a él- si tiene algún problema con el desarrollo de la reunión, tal vez debería decirlo en voz alta.
-No señor, disculpe señor- cuadrándose.
El comisario prosiguió –Agentes, su misión será averiguar la relación entre los gerentes de Renoco y los dignatarios públicos, de los cuales aparecerá fotografía y datos en el dossier que Aitana les ha repartido. –todos abrieron las carpetas- También se vigilará de cerca a los políticos, pues también nos han llegado datos sobre un posible caso de uso de fondos públicos para intereses privados, algunos de ellos “demasiado lucrativos” como concurrir locales de prostitución. Como ya habréis visto, los políticos sospechosos son Ramón Agag y Alejandro Blanco.
Alberto volvió a saltar: -Desgraciados fachas...
-Agente García, como vuelva a interrumpir se traga cuatro guardias seguidas, ¿Queda claro?
-Si señor, lo siento señor.
-El grupo de Carlos, formado por los agentes Juan Ibáñez, Iván Jiménez y Paula Santa se encargará de vigilar sus movimientos tras la salida de su sede, en el dossier viene toda la información sobre lo que tienen que hacer. La subinspectora Aitana Vázquez y el becario García se encargarán de vigilar las operaciones financieras. Pedro Martínez permanecerá con Borja y David en comisaría como refuerzo, saldrán a vigilar cuando el grupo de Carlos termine su turno.
Bien si nadie tiene nada que decir, se acaba la reunión.

Al acabar la reunión todos fueron a sus respectivas mesas para seguir con su trabajo y sus montones de informes.

En el momento en que Iván levantó la vista de la pantalla de su ordenador, Alejandra entraba a comisaría con un maletín en sus manos. Sus miradas coincidieron y ella se acercó a su mesa.
-¿Qué tal tu primer día de trabajo?-sonriendo.
-Puees bastante bien, no me puedo quejar... ¡Ya tengo un caso en el que participar! Y este es bueno...
-Míiiralo... ¡qué bien ha llegado el chico! ¿Oye... y como llevas el cuerpo? ¡Anda que menuda fiesta la del sábado!
-Pues el cuerpo muy bien, yo aguanto toda la fiesta, ¿no ves que soy de Sevilla? Jajaja... llevó la fiesta en la sangre... jajjaaj
-Jajajaja... menudo ficha eres tú... Hacía tiempo que no lo pasaba también...solo de acordarme de veros bailando el Aserejé me parto de risa- A carcajadas.
-¡Anda! ¿Es que tu novio no te saca mucho de fiesta o qué?- a modo de guasa.
De repente se le borró la sonrisa de la boca a Alejandra: Emm...es que hace tiempo que no...
Pero la conversación se vio interrumpida por D. Antonio que la llamó desde arriba:
-¡Hija! ¡Ya has venido! Ven, sube a mi despacho. – y se marchó hacia allí.
Alejandra se volvió hacia Iván: Bueno, me voy, ya me reclaman, nos vemos.
-Alejandra lo siento por preguntar, yo...- pero ella ya se había marchado escaleras arriba.

El resto del día pasó sin sobresaltos. Iván se quería disculpar a Alex por haberle hecho esa pregunta que en ese momento había sonado bastante indiscreta, pero no tuvo ocasión. La vio salir de la comisaría a la hora de comer acompañada de su padre y ya no volvió.

Llegó a su apartamento, estaba agotado, había rellenado una montaña de informes, y al terminar el turno se había pasado por unas tiendas para comprar unas cuantas cosas para su nuevo hogar. Éste se había quedado genial con aquella pintura verde claro por la habitación y el pasillo, para el salón había utilizado un color granate, pues los pocos muebles que había tenían un color oscuro y quería combinarlo. La cocina y el aseo eran de azulejo.
Se duchó, cenó algo rápido y se acostó.


La noche no fue muy diferente para Alex, llegó a casa, dejó el bolso en el sofá y se marchó directamente a la ducha, después se preparó algo de verdura para cenar y se fue a la cama. Allí se quedó tumbada boca arriba y con los ojos abiertos. Estaba agotada, pero sin embargo no podía dormir. Había estado todo el día de aquí para allá, del bufete, a la comisaría y de la comisaría al juzgado. Su padre le había informado del nuevo caso de corrupción que llevaría. –“Otro más...”- Pensó.
Y por si fuera poco, la relación con Sergio no había mejorado. Éste había salido de viaje un par de días para ir a una convención de no sabía qué. Esa mañana, ella había intentado hablar con él antes de que se fuera, pero éste le había dicho que ya hablarían, que no se preocupase, pero que ahora tenía prisa. Le dio un beso en la frente y se marchó al aeropuerto. Y así, dándole vueltas a la cabeza, por puro agotamiento, se quedó dormida.

2 comentarios:

  1. Grande!! echaba de menos FIC, pero como el turrón volvió! yeah!
    No pares de escribir nunca!

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  2. me dejas con la intriga.. q pasara? =)

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