RINCONES
- Crónicas (16)
- Divagaciones (23)
- FIC: " Y apareciste tú..." (9)
- Reflejos (17)
- Reflexiones (17)
lunes, 27 de diciembre de 2010
Greyish
Gris. No había distinción de color entre el cielo nublado y el de las piedras entre los raíles.
Sin desentonar, la sustancia gris de su cabeza estaba en plena ebullición. Observaba los días pasar, lejos, casi sin darse cuenta. Una cuenta atrás, como las millas que me separaban de su destino del tren, que cada vez se acortaba más.
Salía de allí, con el ceño fruncido y unas ganas locas de patalear y de gritar. -Y es que a veces no podía evitar no odiarle, quizás porque no le gusta depender tanto de alguien o porque quizá el monstruo verde se cernía sobre ella.- Después seguía con los cascos puestos, pero aumentaba el volumen, no quería oír nada, deseaba encerrarse en su habitación, y convertir su cuerpo en cascada para, así, alejarse un poquito de ese mundo que le ahogaba. Caminaba rápido, a veces corría tramos cortos y entonces la gente del andén la miraba extrañada.
domingo, 26 de diciembre de 2010
sweet breakfast
Algunos días por la mañana, Paulita se quedaba allí sentada en la mesa de la cocina, esperando a que viniese de su guardia nocturna en el hospital.
Entonces, sabía que depositaría un suave beso en su cuello, y notaría su cálida respiración, y ya daba por supuesto que acto seguido se estremecería y cerraría los ojos.
Entonces lo vería dejar su abrigo en el aparador de la entrada, se aflojaría la corbata y se preguntarían por el día.
Y allí se quedarían, sentados en la mesa de la cocina hablando de cosas banales y tomando un vasito de leche caliente mientras él juguetearía con algún mechón de su pelo, deslizando sus dedos entre los rizos castaños.
Porque a Paulita le encantaban esas cosas, cosas que su novio las tomaba por tonterías, y él se lo decía, "mi pequeña problemática". Y ella sacaba un poquito de su orgullo y hacía como si se enfadara. Ponía cara de enfadada, como la de los niños pequeños, pero no conseguía mantenerla ni dos segundos, el tiempo que veía que él la miraba con cara divertida.
domingo, 5 de diciembre de 2010
palomitas
También cabía la posibilidad de que un día me dijese te quiero, pero uno de los de verdad, de los que, encima, te dejan sin aire. Y claro, sin aire, tuviera que ser reanimada, como dios manda, con el beso más tierno que tiene en su poder.
Lento, muy lento y suave. Si haces eso, te prometo que te daré un beso, donde más me gusta, en la nuca. Pero entonces, si oliese tu olor fresco, te juro que me volvería a caer. Me daría fuerte contra el suelo, y entonces tú me volverías a reanimar. Y yo me dejaría cuidar, y así estaríamos: Tú cuidándome y yo perdida en tí.
Acurrucados bajo muchas mantas en los gélidos días de invierno, viendo, o haciendo como que vemos, una peli que venía con el Público. Pero sabes, yo solo tendría ojos para tí. Haría caminar mis dedos sobre tu espalda, porque te aseguro que te gusta, fuerte o suave, y de vez en cuando, en las pecas, dejaría un beso y entonces, mi vello, no el tuyo, se erizaría.
sábado, 20 de noviembre de 2010
foreboding
Notaba el fresco de la noche traspasar su fino jersey de punto. Su cabello se alborotaba y jugaba con la brisa, contoneándose en una danza que podía durar eternamente.
Observaba distraída desde su balcón a la gente que pasaba por la acera, presurosa ante el indicio de una tormenta. De repente, sin previo aviso, sin rayos ni truenos, empezó a llover intensamente.
Saltó hacia atrás, si no se empaparía. Se quedó mirando, abstraída y dando largas caladas a su cigarrillo, como se formaban los primeros charcos y salían burbujitas al caer las demás gotas en ellos. "Debe estar muy fría", pensó. Pero a pesar de su mente cuadriculada y racional, salió a la lluvia, mientras una frívola sonrisa se dejaba entrever en su rostro. Dejó que las gotas empapasen rápidamente toda ella y barrían cualquier idea que osase rondar por su cabeza.
Todo se difuminaba a su alrededor y se volvía oscuro. Pero por una vez, consiguió apartar al omnipresente ser de su visión; tanto que, pasados largos minutos en los que su piel se erosionaba por gotas dulces de lluvia, decidió darse un baño caliente, con la intención de quedarse allí para siempre, inmersa en vapor y velas que olían a color de la borgoña.
domingo, 17 de octubre de 2010
¿Sabes una cosa?
Y lo que hace que escriba es simplemente la música, que trae a mi memoria recuerdos, temores, olores, texturas y dolores de pecho.
Además, mi musa siempre consigue ponerte en mi visión, no sé porqué, lo he hablado mil veces con ella pero no consiguo que me conteste. Quizás un día te ponga mi canción para que ella consiga también ponerme en tu visión, pero le diré que no te provoque dolores de pecho, sino mariposas.
domingo, 26 de septiembre de 2010
Diario de una emigrante.
Campiñas de fresa se renuevan, con una imagen más fresca, menos negra y espero que no tan oscura. A fin de cuentas, a partir de ahora toda mi vida da un giro de más de 170º. Seguro que será bueno para mí, muy bueno. Apartaré un poco a mi gente más cercana, pero la ataré cortito, para que no perderme mucho.
Quizás, con el tiempo, aprenda a ser menos caótica, a ser menos frágil y a alejarme un poco de tí. Y es que tengo un secreto, precioso por cierto, que ni tú has de saber.
Sabré hacerlo, además la Lingüística y la Historia seguro que me ayudan.
Y es que te tengo que confesar una cosa: me he cansado. Todos aquellos sueños rotos, húmedos o secos, hicieron mella en mí hasta la extenuación y la resignación. Ya no me creo lo que eres, ni si quiera acepto que seas algo en mí. No quiero que me conozcas, ni tocarte. No te conozco, ni si quiera te reconozco. Subiste tan alto, que no te pude alcanzar. Baja con cuidado, por favor, no quiero que te estrelles.
martes, 7 de septiembre de 2010
Libero.
Etéreo, una realidad imaginaria tangible en mis noches más calladas.
Y entonces, justo cuando te observaba, me di cuenta de que jamás lograría superarte.
Quizás debería coger un pincel y probar a describirte en colores. Serían los más bellos de todos, seguro: risueños toques de rojo coral acompañados de pinceladas fugaces de amarillo y azul, también habría otros, unos que nadie conoce su nombre.
Creo que me alejo de tí porque a tu lado bien podría quedarme toda una vida.
sábado, 17 de julio de 2010
[ ]
Hoy he aspirado ese momento. Olía a coco -culpa de mi bronceador- y a hierba fresca. Las hormigas intentaban lincharme mientras invadían mi toalla y espantaba las moscas que se querían posar sobre mi piel.
Traía a la memoria todos y cada uno de esos momentos, los que me hacen sonreir largamente y me dejan cara de boba. Cuando los recorrí todos, imaginé mi futuro, en concreto el más cercano, que empieza en unos días, muy lejos de aquí.
jueves, 1 de julio de 2010
shhh...
Te he visto sonreír, e, irremediablemente mi cordura y mi compostura se han esfumado. De hecho, no pude evitar regalarte la caricia más tierna que tengo en mi poder. Tampoco pude no quedarme embobada mirando cada pliegue de tu escultura.
Soplé flojito, sin que apenas lo notaras -solo se movió la comisura de tus labios- y todo el vello ondeó suave, dejando destellos dorados por toda la piel bronceada. Además, por si fuera poco, aspiré tu olor, apartando, muy lejos, los últimos resquicios de sensatez que me quedaban, y aún ahora, los ando buscando.
miércoles, 26 de mayo de 2010
zzzup
Tal vez una pequeña acción ya basta para que me decida.
Quizás... un tigre se enamore de un puma...
Puede que le pique porque come ajos...
...y sienta pellizquitos en los brazos que erizan la piel
Seguro que ve destellos de colores de sabores dulces
y bailará contoneándose y bebiendo ron.
Tal vez, el argumento estaba en las risas...
...y ser felices era el objetivo a conseguir.
Porque podríamos estar en cualquier lugar y seguir en el mismo sitio.
jueves, 6 de mayo de 2010
Sea inside
La divisó corriendo por la playa y no pudo evitar quedarse abstraído mirándola.
La ligera brisa marina acariciaba su pelo castaño como suaves dedos, suspendiéndolo, convirtiéndolo en belleza etérea y sensible.
Su fino vestido blanco, empapado por algunas zonas, se enredaba entre sus piernas y se ajustaba a su silueta, dibujando su contorno con suaves líneas anaranjadas...
En el horizonte: el cielo pintado en un bello color dorado que se degradaba tiñéndose de escarlata, se unía con el mar, recostándose sobre él y dejando su marca rojiza mientras millones de rubíes y diamantes brillaban en su superficie.
La observó adentrarse en el agua, todo el vestido se adhirió a ella como una segunda piel.
Tal vez busca algo...-se dijo a sí mismo- ¿El ser humano qué busca? Quizás...un hombro en el que llorar, una mano a la que aferrarse, un cuerpo al que abrazarse, una personalidad consistente, un camino a seguir, una soledad amada...
Mientras corría la brisa marina impactaba en su cara, sus fosas nasales y su pecho se henchían, aspirando el olor a salitre, purificando su mente y olvidándose por un segundo de su propia existencia.
Corría corría y corría... y se adentró en el agua para quedarse allí dormida. Notó como el agua se iba apoderando de su cuerpo, limitando sus movimientos. Las olas chocaban contra ella, haciéndole perder el equilibrio. La ropa, aún siendo ligera, le oprimía el pecho, como una membrana que tapaba el aire. Sintió como poco a poco se desvanecía, los pies se agitaban furiosos buscando el suelo que cada vez era más lejano. Los brazos, exhaustos, no respondían a sus movimientos e iba notando como, poco a poco, sus párpados pesaban más. Aún pudo ver a lo lejos una delgada linea roja que surcaba el horizonte.
A su lado, cayó un cuerpo rodeado de millones de pequeñas burbujas que despertaban con cosquillas sus extremidades.
Era un hombre joven, que la agarraba para que las olas del mar no la raptasen. Le sujetó la cara y se la quedó mirando a los ojos, tranquilizándola, atrayéndola hacia la playa.
Ella, exhausta, se perdió por un momento en el profundo marino de sus ojos, para seguidamente cerrar los ojos y dejarse salvar.
domingo, 2 de mayo de 2010
Heartbeats
Ambas observaban en aquel cuadro de formas abstractas.
-¿Te gusta?
-No sé.
Se sentaron a mirar el resto de la galería.
De repente, el rostro de una de ellas empezó a surcarse de lágrimas.
-Lo quieres, ¿verdad?
-Creo que sí.
-¿Mucho?
-Sí.
-¿Por qué lo quieres tanto?
-¡¡Porque no me necesita!!
lunes, 19 de abril de 2010
Parisien
Vuelvo aquí, esta vez con uno al que he considerado de mis preferidos.
Si hay algún lector de las Campiñas de Fresas, comprobará que un fragmento del relato es una modificación de una parte de una antigua historieta. Sin más, espero que os guste.
Mil gracias.
(recomiendo poner la música para escucharla mientras se lee).
El sonido de unos tacones rompía el umbroso silencio instalado entre unas paredes de frío mármol blanco, cuyo helor era templado por las grandes lámparas, emisoras de una cálida luz cenital, invitando a la gente a recorrer las grandes estancias del palacio y contemplar Versalles en todo su esplendor.
El borgoña de las alfombras complementaba los bucles de unos cabellos ígneos cuyo fin se perdía entre los pliegues de sus caderas, cubiertas por brocados y terciopelo gris. Las tupidas cortinas, también granates, conformaban un espacio cálido, ambientado también por el fuego que ardía en el hogar y una serie de divanes situados cerca de éste.
Cruzó una puerta que daba lugar a otra estancia.
Dorado. Ahora la luz entraba a través de los inmensos ventanales, proyectando infinidad de líneas translúcidas, como finos dedos que acarician el rostro de los numerosos amorcillos instalados en el techo abovedado. Los inmensos lamparones colgaban del techo, desafiando a la gravedad y al fatal destino de terminar estrellados contra el suelo, ampliando el contraste en las sombras, entre los detalles geométricos y vegetales de arcos y columnas. Decenas de rostros hieráticos posaban la vista en alguna parte, siendo vigías constantes de todo lo que ocurría en aquellos pasillos.
Se perdió en cada uno de aquellos rostros níveos, se olvidó en sus pupilas, profundas; en sus peinados y ropajes, e imaginó el alma etérea que una vez pudo encarnar cada una de ellos.
Aquel manto de belleza y majestuosidad la envolvió en una especie de halo, transportándola a un mundo paralelo tres siglos atrás. El recuerdo de varias generaciones de Borbones estaba plasmado en las bellas obras pictóricas de las paredes.
Quedó poseída por un alma ajena, eterna en el tiempo, etérea en el espacio. Se olvidó de su propia identidad, de su verdadera profesión y status, y se encarnó en una joven de la corte francesa, realizando un papel que no le correspondía, perdiéndose entre aquellos muros recubiertos con resplandeciente dorado.
A medida que avanzaba iba vislumbrando el exterior a través de los ventanales. Los vastos jardines se perdían más allá del horizonte, dibujando en el infinito una delgada línea roja donde el crepúsculo cubría la vegetación.
Rodeado de agua y subido en su carro se alzaba altivo el imponente Neptuno. Mientras, Apolo, subido en su podio, permanecía hermosamente perenne al tiempo. Detrás de él: el Gran Canal, cuya superficie estaba plagada de cientos de diamantes que se teñían de escarlata y dorado al incidir la luz del ocaso sobre ellos.
Comenzó a ascender por una gran escalinata de piedra, deslizando su mano, enmarcada con puntillas e hilo plateado, por la lisa superficie de la balaustrada.Conforme avanzaba, la música procedente de su destino llegaba a sus oídos.
Dos hombres con ropajes del siglo XVIII estaban apostados a las puertas de una gran sala para dar la bienvenida a los invitados.
Dentro, el lujo y la ostentación eran aún más patentes si cabía; todo resplandecía con una complicidad histórica para ambientar la noche de un baile de máscaras venecianas.
Se puso su máscara para encarnarse en un cisne y se adentró en aquella danza de terciopelo, brocados y plumas de colores. A su alrededor pasaban, como espectros, gentes extrañas con frívolas sonrisas que bien parecían irónicas; personajes que emitían risotadas estridentes con gestos altivos propios de la desgastada nobleza. Gentes oscuras que asemejaban a los fantasmas de los que alguna vez habitaron ese palacio.
Su cabello, suavemente recogido dejando caer tan sólo unas cuantas ondas cobrizas, dejaba al descubierto un cuello esbelto, cuya nívea piel se hacía irresistible a la vista de un misterioso hombre que se acercaba.
El apuesto desconocido, vestido con un traje de época en terciopelo azul marino, le clavó unos profundos ojos verdes que brillaban por debajo de su máscara de pavo real, provocándole un escalofrío que se deslizó por toda su columna.
Mensajes cifrados enviados mediante gestos con un abanico fueron el preludio de los roces sutiles con la yema de unos dedos, para terminar perdiéndose en el duelo de miradas bajo unas máscaras que escondían el secreto de su identidad...
Un torbellino de sensaciones la envolvió por completo: euforia, excitación, algarabía, sensualidad, deseo...
Todo envuelto en un halo de misterio, burla, magia y secreto...
miércoles, 14 de abril de 2010
Air
Ese aroma tan familiar se desliza, ígneo, por el aire cálido de los días cada vez más largos.
Uno que me recuerda, mediante un guiño, los efímeros días de sol, piscina y helados, y sus noches con conversaciones banales, bajo las estrellas.
domingo, 14 de marzo de 2010
Tango onírico
La armonía en aquel restaurante argentino se vio interrumpida por el estallido de un vaso de cristal contra el frío y liso suelo.
Una lágrima, sola, resbala por la fina porcelana de su rostro.
Despechada, descansa sentada en un sillón, con una mano sujetando un cigarrillo encendido, mientras que la otra, celosa del vicio, queda suspendida en el aire, medio metro por encima de un montón de cristalitos esparcidos por el suelo.
La concentración de pliegues en su frente denotaba su estado frustrado; y su expresión, ausente, su tristeza.
Dolor, patetismo, rabia, frialdad, desprecio
Engaño, lágrimas y licor.
La fina línea dibujada por el violín llegaba a sus oídos a través del aire cargado de la estancia e hizo que cerrara los ojos durante unos segundos, derrumbándose por dentro.
Otro trago de mate.
Inestabilidad, ira, desconsuelo, angustia, miedo
El granate de sus labios, ahora difuminado, combinaba a la perfección con el borgoña de los tapices y las cortinas; y el color ígneo de los suaves bucles de su larga cabellera contrastaba con el brillo azabache de sus ojos.
Sin más preámbulos, la frialdad de la que estaba compuesta se difuminó, la coraza se resquebrajó y cayó; su corazón cesó de latir por un segundo, en el cual sus pulmones retuvieron todo el aire del que eran capaces; creyó desfallecer cuando unos penetrantes ojos verdes se posaron en los suyos.
A veces, con solo un soplo, nos derrumbamos, como un castillo de naipes.
Se estremeció y notó como todo su vello se erizaba. Aquel desconocido la había sacado de su estado latente con tan solo una mirada. Se quedó abstraída en su atractivo rostro: de piel tostada, cabello moreno y barbilla afilada y hoyada.
Con paso cadencioso, vestido con un esmoquin negro, y una fina corbata del mismo color, se acercó a ella y, sin decirle una palabra, le alargó una copa vacía de las dos que traía en las manos. Cogió una botella de vino de una mesa cercana y rellenó las copas.
Mientras, ellos dos se encargaron de perderse en el otro, profundizaron la mirada, sumergiéndose en la oscuridad de sus pupilas. Se escuchó el suave tintineo de dos copas al chocar.
La suave línea del violín se vio alterada por la oscilación del acordeón, al que se unieron los firmes acordes del piano.
-¿Bailas?
Ella no respondió, se limitó a dejar la copa en la mesa, pasarse una servilleta por los labios, y levantarse. Altiva, irguió su cabeza, dio una calada más a su cigarrillo y lo dejó caer en un cenicero.
Caminaron hacia el centro de la pista. Él entrelazó su mano izquierda con la diestra de ella y pasó su brazo derecho por la cintura de la mujer, atrayéndola hacia sí; mientras que ésta colocaba una de sus piernas, que se dejaba ver por la abertura vertical de su vestido, entre las de él.
Comenzó la lucha por ver quien daba un paso de más...
Pasos cadenciosos fueron el preludio de otros más rápidos: giros y traspiés se alternaban en un baile del que ellos eran protagonistas absolutos. Fueron olvidando su identidad para desentenderse de la razón...
Necesitamos de un contacto profundo, muy profundo a veces, para sentirnos vivos.
A la vez, el fuego en el hogar del salón mantenía su peculiar danza estática, proyectando infinidad de sombras entre los pliegues de sus rostros, acentuando sus rasgos.
Rojo, negro, destellos y luces de neón...
Se sintió desfallecer cuando una mano sujetó su pierna a la altura de su muslo, con fuerza, y lo alzó hasta quedar a la altura de la cintura de él. Se la llevó mediante una caminata sincopada, y ella se abandonó a sus brazos mientras mantenían un ligero vaivén.
El ritmo de la música aumenta, alimentando el deseo que les había nacido.
Deshizo el camino hecho, y ambos se perdieron en una espiral de giros y cambios de dirección. Las piernas, se entrecruzaban, rápidas hasta la locura, en una coreografía, que, sin saber por qué, sus cuerpos ya conocían.
Se vieron envueltos en un halo de misterio, sensualidad, magia, y secreto.
Ella enlazó unas piernas con las de él, y éste, llevando el control, la cogió por la cintura, la alzó en el aire y la situó en su lado contrario. Giró su cabeza, a la vez que ella hacía lo mismo, para después quedar inclinados: ella hacía atrás y él sobre ella. Sus bocas, a escasos centímetros la una de la otra, dejaban salir una respiración alterada por el deseo acumulado y el esfuerzo físico.
Fin de la música
Se despertó de su ensoñación: se encontraba en un restaurante argentino, con su vestido negro y desde hace diez minutos, sin pareja. Se encendió un cigarrillo y se acomodó en la silla mientras cogía su copa para volver a dar otro trago de mate. La volvió a dejar en la mesa pero, debido a las numerosas copas que ya llevaba, la dejó en el borde de ésta, por lo que cayó, estrellándose contra el suelo y dejando en él miles de reflejos.
Sus rojos labios se arquearon en una frívola sonrisa.
domingo, 7 de marzo de 2010
U
Algunas cosas son tan etéreas, tan puras, que se desvanecen con poco.
Se volvió a meter entre las sábanas, escondida, dejando que saliera de ella lo que de otro modo no saldría.
Este mundo gira tan deprisa que se quedó en la estacada una vez que fue despedida hacia ninguna parte...
La almohada vuelve a estar inundada, el rostro erosionado y las últimas esperanzas ahogadas.
miércoles, 24 de febrero de 2010
Mirror
Cierra los ojos. ¡Hazlo! -yo lo hago-
Bien, ahora piensa en tí, bueno, en tu vida. Más concretamente en tu vida ahora. ¿Qué ves? o mejor dicho... ¿a quién ves?
Puedes ver miles de cosas... sonrisas, lágrimas, cielo, rojo, negro, él o ella. Pero atravesando todo ello, en el fondo del espejo, estás tú. Tu personalidad, tu caracter, tus defectos y virtudes...
El ser humano no es sólo un cuerpo-alma... no... Está compuesto de pequeñas gotitas de seres que están en nuestro vida y otros que ya se evaporaron. Pero siempre quedaron grabados en nuestra mente, pasando por nuestra retina como destellos cristalinos de colores y figuras imposibles. Todos ellos nos influyen de una manera u otra, nos guste o no.
martes, 23 de febrero de 2010
Bye bye Goear.
Me refiero a los anuncios publicitarios, y no sólo los que aparecen en televisión...
Es que ahora también han invadido Internet. Bueno, eso todo el mundo lo sabe, pero me refiero, más concretamente, a este humilde espacio privado.
Gracias al programa de música que utilizo para ambientar mis composiciones -Goear-, la publicidad se ha hecho un espacio en Los campos de fresa. Como habréis podido comprobar, al iniciar el reproductor aparece un anuncio, antes de la propia canción y entonces no hay opción: O te lo tragas, o te lo tragas. Y no sólo se contentan con el impertinente sonido -qué va...-, es que te espolean para ver el dibujo o la imagen del producto.
En las últimas semanas, esta página se ha dedicado a introducir publicidad en mi blog, sin consultarme, sin mi consentimiento y sin mi aprobación. Además, cabe destacar la poca falta de recato hacia todos los usuarios en general.
En estos momentos mi indignación es bastante alta, tal vez ,cuando se me pase la fiebre asesina, me replantee mejor si la idea de avisar a la SGAE o a la OCU sobre esta publicidad abusiva es adecuada.
sábado, 13 de febrero de 2010
Blanca prosopopeya.
El cielo es blanco, afuera nieva.
Los copos caen con gran ligereza, algunos balanceándose en el aire, moviéndose en un vals al compás de sus compañeros para, finalmente, posarse suavemente en la fría superficie de la tierra, esperando para ser engullidos por ésta. Otros muchos, pasan como albinas saetas, para terminar estrellados contra el suelo. Cada uno de ellos es dueño de sí mismo, aunque su cuerpo no les pertenezca. Están condenados a caer, la vida lo quiere así. Son como personas.
Personitas racionales, que viven la vida asumiendo y superando sus contratiempos, de un lado a otro del mundo, apoyándose en la gente que les rodea. Por otra parte: los kamikaces, pobres que no han sabido ir frenando, perdidos en una espiral de la que no supieron salir.
miércoles, 10 de febrero de 2010
Ode to her
Dinámicas o estáticas, que más da. Para no variar de nuestra línea: desvariando.
"hnn..."
-Sonrío-
En clase, entre las mesas, reimos, tal vez demasiado. Convirtiendo la clase más viscosa en un circo de ruidos.
"nena, que pone allí?, no llego a leerlo"
"Tienes que comparte el almuerzo?"
"¿Me das un chicle?"
"chss...calla, que está mirando..."
"pipipi..."
Otras veces, sin embargo, un halo de seriedad nos cubre hasta el cuello, impidiéndonos razonar, y provocando la evaporación de palabras. Aparecen las preocupaciones y se esfuman las sonrisas...
Pero siempre volvemos... para desdibujarnos del dolor y volvernos a pintar.
Chupitos gratis, patatas a 'palico', alitas de pollo y "chistera sin queso", aventuras en las tiendas, miradas cómplices al ver una bordería o al escuchar un "jo", susurros en la bilioteca, almuerzos en horas lectivas, ojos "golositos" para algún fin premeditado...
Y alguna vez llegará el día en que Documentos TV nos haga un reportaje, o unos hombres nos lleven con camisas blancas...
También está pendiente la adopción de una viejecita adorable...
Amistades con un extintor y flutox' a todas horas.
Chasquidos de lengua y nervio reprimido.
Te escucho, me hablas, me abrazas, me callo, me miras, te miro, me río, me buscas, te encuentro, te huelo, me ayudas, te acercas, te hablo, me entiendes...
Correr para salvarnos hasta enloquecer y dejar de respirar…
Hasta sangrar de vida y no volver atrás…
Porque el futuro nos augura más... mucho más. En un ático o un pequeño piso de estudiantes.
Diversas tonalidades, marrón oscuro y claro, se unen en un todo armónico, destellos cristalinos azabaches y anaranjados brillan abrazando una personalidad, delimitando el contorno del mosaico que dan forma a los rostros, creando una oda al eclipse que forman sus colores.
Pura fragilidad, volátil.
Como nosotras.
Porque eres linda desde el pie ^^
jueves, 4 de febrero de 2010
Certezas
A decir verdad -valga la rebundancia- realmente vivimos cuando amamos. Si, mi propia "intuición cartesiana" sería: "Amo, ergo sum".
Cabe destacar que realmente cuando estamos viviendo, no solo existiendo, es cuando somos enamorados de una Causa, ya sea una persona, un sueño, un trabajo, un lugar, una canción, un libro, etc, y, en cierto modo, nos corresponde.
Al tener una utopía en nuestro horizonte, es cuando, verdaderamente, existimos.
[Desvaríos filosóficos me sobrevienen estudiando la filosofía cartesiana y rebatiendo sus ideas]
sábado, 23 de enero de 2010
Falling awake
Y entonces... el ser humano... ¿qué es?
¿Somos enamorados?
¿De un sueño?
¿de una Quimera?
¿de un delirio?
¿de un engaño?
¿de una ficción?
Qué más da, si sonreímos y reímos.
Al fin y al cabo, pájaros en la cabeza, monos en la cama, monstruos en el armario...
jueves, 21 de enero de 2010
Lust...
Pasos cadenciosos significaban el preludio de un ritual...
Miradas fugaces que desprendían destellos de brillante color óxido...
Altivez, sensualidad y erotismo
Suspiros.
Desgarros.
-Ahh....
Gemidos.
Resuellos.
Respiraciones agitadas y entrecortadas conformaban todo el diálogo...
Un mismo final: tocar el cielo con la punta de los dedos.
martes, 19 de enero de 2010
Frozen emotions
El nuevo año ha entrado frío.
Y no solo en el clima.
Pero es ahora, próxima a la mayoría de edad, cuándo, amargamente, me doy cuenta de cómo pasa el tiempo: fugaz en los buenos momentos, pero, sin embargo, viscosamente, casi pegajoso, en los no tan buenos.
Tirito, me ahogo, creo desfallecer, y todo se nubla...
Siento como decenas de martillos golpean con fuerza mi cabeza -buff...-
Observo desde mi ventana el cielo, está salpicado de diversos tonalidades: fríos azules y grises se corrompen, dando paso al violeta, morado y negro. Las nubes se deslizan con altivez por encima de mí, dandome a entender que todo fluye. Futuro se convierte en Presente y Pasado.
¿Quién dijo aquello de "el tiempo lo arregla todo"? -Por favor... seguro que un Nobel no se llevaría...-
El mismo recuerdo siempre sigue resbalando por mi memoria...
¿Todo nos ocurre porque nos ha sido conferido así?
¿Destino? -No creo en Él...-
Porque, quizá, si lo dejamos pasar, la impotencia nos invada y nos amargue para siempre.
Tal vez... si nos regodeamos en nuestro dolor, si pasivamente lo vemos frente nosotros, sea tarde para cambiarlo, probablemente el tiempo de actuar haya pasado, y... entonces... ¿Qué nos queda?
¿un orgullo intacto o un corazón herido?
-Suspiro-