Frunce el ceño ante lo que tiene delante.
Anaïs: mmm... no, no me convence, creo que hacen falta más guirlandas. -Se aparta un poco hacia atrás para tener una mejor perspectiva sobre el abeto-. Si, le faltan más.
Isaak: algunas más en la parte de abajo.
Anaïs: ¿Qué tal ahora?- se aparta hacia atrás el flequillo que le cae sobre los ojos.
Isaak: bellísima, como siempre.
La luz del fuego en el hogar se colaba en su cabello castaño, proporcionando destellos ígneos que aumentaban la belleza de su rostro.
Anaïs: ¡Bobo! ¡El árbol! -con una gran sonrisa en la cara.
Isaak: ¡Ah! Pues muy bonito, si... pero... me gusta más... eso.- dirigiendo su mirada hacia detrás de la chica, por encima de su hombro.
Anaïs: ¿El qué?- girándose para ver lo que había detrás de ella.
Isaak: Tú...-llegando hasta ella mientras estaba de espaldas.
Lo sintió, sintió su calor en su espalda y no pudo evitar emitir un suspiro y que su piel se erizase. Se giró y levantó la vista hacia su cara, y como si de un imán se tratara, se perdió en sus ojos verdes que se clavaban en los de ella color miel.
Ambos se fundieron en un tierno y cálido beso.
Se besaron hasta olvidarse de sí mismos, hasta abandonar sus cuerpos para fundirse en uno solo.
¡FELIZ NAVIDAD!